Coincidiendo con la festividad de San Lorenzo, la luna llena se encontraba ayer, día 10 de agosto, en el punto de su órbita más cercano a la Tierra, el perigeo, por lo que se apreciaba más grande y brillante de lo normal. En este punto, nuestro satélite está unos 50.000 kilómetros más cercano que cuando se encuentra en el punto más lejano, el apogeo, y esto hace que el tamaño aparente de la luna llena sea un 16% más grande y que su brillo sea un 30% más alto.
Este fenómeno eclipsó el comienzo de la lluvia de estrellas que se dá cada año por estas fechas. Las Perseidas, o Lágrimas de San Lorenzo, aparecen cuando la Tierra pasa por las partículas dejadas por el cometa Swift-Tutle (nombrado así por los apellidos de sus dos descubridores, en 1862), que da la vuelta al Sol cada 135 años y va dejando en su órbita pequeñas partículas, rastro que atraviesa la Tierra, cada verano, en agosto.Los astrónomos apuntan que el mejor día para observar las perseidas es la noche del 12 de agosto.
El número de meteoros de las Perseidas puede sobrepasar los 50 por hora, aunque este año con el mayor brillo de la Luna no se podrán ver fácilmente. Lo más conveniente será observar el cielo a partir del día 12 justo después del anochecer, antes de que se levante la luna, o ya cerca del amanecer, cuando nuestro satélite vaya perdiendo elevación.
Esta lluvia de estrellas se puede observar anualmente. Este año el máximo de actividad será la noche del 12 al 13, pero únicamente se verán las que tengan meteoros más brillantes.
Fotos: Susana García.
(Información extraída de la entrevista al Presidente de la OAN Jean-Francois Desmeurs en la pag. de la SER ayer)